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Los 7 Criterios Esenciales del Manejo Forestal Sostenible-Parte 1

Los Criterios e Indicadores del Proceso de Montreal se crearon en 1992 durante la Cumbre de la Tierra. Abordaron la gestión sostenible de los bosques para conservar la gama general de funciones y características críticas, como los ciclos del carbono, la salud de los bosques, la protección del agua y el suelo, la biodiversidad y la productividad forestal.

En febrero de 1995, los países miembros, incluidos Estados Unidos, Australia, Argentina, Canadá, China, Japón y otros, adoptaron este conjunto de criterios para que los utilicen los grupos de trabajo asignados para medir su practicidad y valor.

Los criterios denominados-“Criterios e indicadores del Proceso de Montreal para la ordenación forestal sostenible”, fueron desarrollados para enfocarse en el desafío de evaluar el progreso tangible hacia las condiciones forestales y la sostenibilidad.

Los indicadores son componentes medibles relacionados con una parte de (o) todo el sistema natural, que pueden dar una idea de la condición del ecosistema forestal.

En el post de Nature's Packaging de hoy, describimos estos criterios esenciales y explicamos su importancia en la gestión forestal sostenible.

Criterio 1: Conservación de la Diversidad Biológica

La diversidad biológica se refiere a la variedad de vida que sustenta la Tierra. Comprende distintos niveles, incluidos los ecosistemas, los genes, las especies y varias criaturas. Las interacciones de estos niveles hacen que la tierra sea habitable. Sin embargo, a raíz de las amenazas del cambio climático, todo el concepto de biodiversidad está amenazado, por lo que el primer criterio se centra en la conservación de la diversidad biológica.

Tanto los bosques preparados para la cosecha como los naturales juegan un papel importante en la biodiversidad. Forman parte de ecosistemas donde diferentes formas de vida interactúan con el medio ambiente y permiten que el sistema responda a los cambios, se recupere de las perturbaciones y asegure la sustentabilidad de los procesos ecológicos.

Las actividades humanas tienden a afectar negativamente a la biodiversidad al alterar los hábitats, la extinción de especies, la reducción de las poblaciones indígenas y la introducción de especies invasoras. La conservación de la diversidad biológica permite que los ecosistemas forestales funcionen correctamente y proporcionen un valor ambiental y económico más amplio (productos forestales).

En este criterio, hay un total de nueve indicadores. Los tres primeros se ocupan de la diversidad del ecosistema, describen el tipo, la cantidad y la organización de los bosques que brindan información sobre la capacidad de los bosques para sustentar organismos y procesos ecológicos. Los otros seis indicadores están relacionados con el número y la diversidad biológica de plantas y animales que se encuentran en estos hábitats, centrándose en las especies y los genes.

Criterio 2: Mantenimiento de la Capacidad Productiva de los Ecosistemas Forestales

Las poblaciones de todo el mundo dependen directamente de los bosques para una multitud de productos forestales. La sostenibilidad de estos productos está directamente ligada a la capacidad productiva de los bosques, y si los requerimientos superan el límite de esa capacidad, el ecosistema se agota o daña.

Por lo tanto, las poblaciones deben asegurar la sostenibilidad de los bosques determinando niveles aceptables de extracción de todos los productos del bosque que no colapsen el ecosistema. Esto también debe tener en cuenta el tipo de productos forestales en demanda y cómo esa demanda cambia debido a los avances de las tendencias sociales, tecnológicas y económicas. Las variaciones en la capacidad productiva de un bosque pueden ser una señal para modificar esas tendencias u otros factores que afectan los ecosistemas.

Así, el segundo criterio se centra en el mantenimiento de las capacidades productivas de los bosques. Tiene cinco indicadores, donde los primeros cuatro indicadores rastrean medidas convencionales relacionadas con las tendencias y el estado de los bosques que sustentan los suministros de madera. El último indicador se centra en las tendencias de los productos no madereros extraídos de estos bosques.

Criterio 3: Mantenimiento de la Salud y Vitalidad del Ecosistema

La expansión de la salud y vitalidad de un bosque depende del funcionamiento de los procesos y componentes del ecosistema. Cualquier ecosistema natural, para mantener sus funciones y procesos activos, debe tener la capacidad de recuperarse de perturbaciones externas. Si bien la mayoría de las perturbaciones y el estrés son naturales, algunos eventos extremos abruman al ecosistema y socavan su capacidad para funcionar de manera efectiva.

Como resultado, puede haber graves consecuencias ecológicas y económicas, incluida la degradación ambiental y la eliminación de los beneficios de los bosques para la sociedad. Los esfuerzos de mantenimiento de la salud y la vitalidad de los ecosistemas forestales pueden ayudar a minimizar y mitigar estos riesgos.

El criterio para el mantenimiento de la salud y vitalidad del ecosistema tiene tres indicadores. Los indicadores se enfocan en el área y porcentaje de bosques afectados por circunstancias más allá de las variaciones históricas, tierras afectadas por niveles específicos de contaminantes del aire y tierras con componentes biológicos significativamente reducidos debido a cambios en procesos ecológicos críticos.

Criterio 4: Conservación y Mantenimiento de Suelos y Recursos Hídricos

El suelo y el agua son los componentes centrales de un ecosistema forestal funcional y productivo. Estos componentes del bosque son esenciales en la regulación de las aguas subterráneas. Además, la salud de los sistemas de agua subterránea se ve afectada directamente por las interacciones topográficas, del suelo y del agua. La interdependencia del suelo y el agua y los ecosistemas forestales hace que su conservación sea un aspecto esencial del manejo forestal.

Las interacciones involucradas pueden afectar significativamente los hábitats y una mala gestión puede resultar en la pérdida de capacidad de amortiguamiento ribereño, degradación de los hábitats acuáticos, y compactación del suelo. Los cambios en el flujo de agua pueden generar riesgos de inundaciones que amenazan la vida de los humanos y otros organismos.

Es el cuarto criterio y tiene cinco indicadores. Los primeros cuatro indicadores se centran en las prácticas de gestión y protección de los recursos hídricos y del suelo. En contraste, el último indicador es el tamaño de los cuerpos de agua con los cambios notables en las propiedades físicas, químicas y biológicas.

 

Únase a Nature's Packaging la próxima semana mientras terminamos con los criterios restantes en nuestra próxima publicación de blog, "Los 7 criterios esenciales para la gestión forestal sostenible - Parte 2"

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